miércoles, 30 de noviembre de 2011

Mark Twain



Samuel Langhorne Clemens, conocido por el seudónimo de Mark Twain (Florida, Misuri, 30 de
noviembre de 1835 – Redding, Connecticut, 21 de abril de 1910), fue un popular escritor,
orador y humorista estadounidense. Escribió obras de gran éxito como El príncipe y el
mendigo o Un yanqui en la corte del Rey Arturo, pero es conocido sobre todo por su novelas
 Las aventuras de Tom Sawyer y su secuela Las aventuras de Huckleberry Finn.
Twain creció en Hannibal (Misuri), lugar que utilizaría como escenario para
las aventuras Tom Sawyer y Huckleberry Finn. Trabajó como aprendiz de un impresor
y como cajista, y participó en la redacción de artículos para el periódico de su
hermano mayor Orion. Después de trabajar como impresor en varias ciudades, se hizo
piloto navegante en el río Misisipi, trabajó con poco éxito en la minería del oro,
y retornó al periodismo. Como reportero, escribió una historia humorística, La célebre
rana saltarina del condado de Calaveras (1865), que se hizo muy popular y atrajo la
atención hacia su persona a escala nacional, y sus libros de viajes también fueron
bien acogidos. Twain había encontrado su vocación.
Consiguió un gran éxito como escritor y orador. Su ingenio y sátira recibieron
alabanzas de críticos y colegas, y se hizo amigo de presidentes estadounidenses,
artistas, industriales y realeza europea.
Carecía de visión financiera y, aunque ganó mucho dinero con sus
escritos y conferencias, lo malgastó en varias empresas, y se vio obligado a
declararse en bancarrota. Con la ayuda del empresario y filántropo Henry Huttleston Rogers
finalmente resolvió sus problemas financieros.
Twain nació durante una de las visitas a la Tierra del
cometa Halley, y predijo que también «me iré con él»;
murió al siguiente regreso a la Tierra del cometa, 74 años después.
William Faulkner calificó a Twain como «el padre de la literatura norteamericana».
Aquí alguna de sus Frases más celebres
Para Adán, el paraíso era donde estaba Eva. 

La verdad es más extraña que la ficción.

Vivimos en unos tiempos en que a uno le gustaría ahorcar a toda la raza humana y poner términos a la farsa.

Y así va el mundo. Hay veces en que deseo sinceramente que Noé y su comitiva hubiesen perdido el barco.

Un hombre con una idea nueva es un loco hasta que la idea triunfa.

Un banquero es un señor que nos presta un paraguas cuando hace sol y nos lo exige cuando empieza a llover.

Todo hombre es como la Luna: con una cara oscura que a nadie enseña.

Suelen hacer falta tres semanas para preparar un discurso improvisado.

Si la verdad es nuestro más preciado tesoro, bien haremos en economizarla.

Si dices la verdad, no tendrás que acordarte de nada.

Sé virtuoso y te tendrán por excéntrico.

Recogéis a un perro que anda muerto de hambre, lo engordáis y no os morderá. Esa es la diferencia más notable que hay entre un perro y un hombre. 

Para lograr todo el valor de una alegría has de tener con quien repetirla.

Nunca he permitido que la escuela entorpeciera mi educación.

No puede el hombre sentirse a gusto sin su propia aprobación.

Nadie se desembaraza de un hábito o de un vicio tirándolo de una vez por la ventana; hay que sacarlo por la escalera, peldaño a peldaño. 

Nada necesita tanto una reforma como las costumbres ajenas.

La verdad es lo más valioso que tenemos, economicémosla.

La única manera de conservar la salud es comer lo que no quieres, beber lo que no te gusta, y hacer lo que preferirías no hacer. 

2 comentarios:

  1. Harás todo menos lo que tienes que hacer. No has metido bien las frases, quizá le diste a la pestaña de HTLM. En fin, un saludo,

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  2. No entiendo a lo que te refieres de las frases, y puse esto porque pensé que te gustaria

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